Olvidar que sus besos ya son recuerdo
que su boca es leyenda y
que su amor fue un mito.
Del fuego que quemó mi cuerpo las cenizas guardan su calor
y sus manos que encendieron mi alma, ahora son el frío
que emite mi congelado corazón.
Estoy aquí...
con la silueta deshecha
con las manos atadas
con mi boca en ausencia
y con el corazón destrozado.
Somos la belleza en una mañana
la angustia del atardecer
el silencio al anochecer
y la ausencia del olvido de aquella madrugada.
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