El cielo comienza cuando sus manos palpan mi piel
y me entrego a la noche.
Mientras el libera mi cuerpo de las telas que lo adornan,
yo siento como mis poros florecen en sus manos.
Veo sus ojos en el brillo de la luna,
me deshoja con sus besos
y me hace flotar en este mar de lujuria.
Apagas mi fuego y
ahogas mi alma en tu sed.
De estas cenizas formaremos el deseo.
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