"- Pareces estar compadeciéndote de ti mismo - dijo Ella.
- Y me compadezco- respondío él.
Ella se sentó en el borde de un sofá.
- Eso es magnífico- dijo, con una sonrisa tímida y condescendiente a la vez-. Es magnfíco que aún puedas compadecerte. Eso demuestra que todavía estás en la fase en la que piensas que mereces ser feliz".
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