Me diste una razón para vivir, una razón para seguir adelante, y otras tantas para dejar que mi corazón piense mucho antes que mi cabeza.
Dejaste que sea yo,y me exprese como sentía que lo tenía que hacer, aceptaste tanto mis tiempos como mis destiempos, y lo mejor de todo es que me entendiste cada vez que lo necesité.
Pero sin embargo todas esas razones no bastaron a la hora del adiós, y creo que ahora empezé todo de nuevo, con tal de encontrar razones para el olvido.
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