Como una de esas princesas
que aparecen en los cuentos de hadas,
como una fresca mañana
en la que sólo estamos tú y yo.
entre tus brazos dormía,
mientras tú soñabas,
y sin mediar palabra,
una caricia me despertó
nuestros labios se acercaron
como la primera vez,
y el laberinto del palcer
nuestras manos recorrieron
y como en un leve vaiven
llegamos al amor,
de nuevo los dos a la vez.
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